viernes, 12 de octubre de 2007

Río Dulce y Livingston: II capítulo del viaje relámpago a Guatemala

La apurada que me había mandado en Tikal tenía un propósito: ver si llegaba a recorrer al día siguiente la ciudad de Río Dulce y el destino que más ganas le tenía, Livingston.

Después de las pirámides volví a Flores, la caminé durante un rato (estaba de noche y seguía lloviendo), y me instalé finalmente a comer en un lugar muy mochilero. Flores me gustó tanto, que casi no me voy…un ambiente muy relajado, algunos turistas pero más del tipo mochilero, y lugares con mucha onda. Comí genial, sintiéndome muy vegetariana y hablando con gente de otros lugares, y me fui a dormir. Muy hippie esa noche…dormí en un “teepee”.


La mañana del día siguiente también aproveché a caminar la isla de Flores, esta vez de día. Es muuuuy chiquita, unas 10 manzanas, por lo que la recorrés en un ratito. Sentí que me quedaría toda la vida. A cada lado de la isla el paisaje es como esto que se ve en la foto. Me gusta esta imagen, porque el cielo se refleja tanto en el agua que si no fuera por el barquito, uno no se da cuenta cuál es el lago y cuál el cielo, no?


Estos días los hice todos sola y me encantaron. Tuve mucho tiempo para pensar, leer, conocer gente. Recordé que sola me puedo hacer muy buena compañía, me río mucho de mí misma y además socializo cuando tengo ganas. Cuando lo hago me va bien, así que anduve genial. Además retomé mis días de mochileo, que ya había abandonado entre tanta vida de ciudad con las familias de Guatemala capital y San Salvador. Lo necesitaba.


De Flores partí temprano en un bus que literalmente paré en la ruta… caminando hacia la terminal con mi pequeña mochilita (llevé la Jansport de colegio para los 5 días) vi que salía un bus y lo paré preguntándole si iba a Río Dulce. Iba, así que me subí. Creo que el tipo me cobró lo que quiso. Más barato que en la terminal, sí…pero más caro de lo que lo podría haber negociado (bah, 5 dolares estuvo bien). En ese momento no me importaba tanto cuánto gastar, sino llegar más o menos tempranito a Río Dulce. Quería alcanzar una lancha a Livingston. No me salió, el bus demoró unas 3 hs y media, y cuando llegué ya había salido la última lancha…pero me vino bien para parar ahí y conocer.


Río Dulce

Llegué a las 2 de la tarde a Río Dulce, y me dediqué a leer, estar sentada frente al lago Izabal, descansar, caminar un ratito. Me quedé a dormir en este hostal, mi cama estaba literalmente en la parte de la foto que se ve sobre el río…como debajo de la “N” de internet. Ese lugar lo administra una ONG, para cubrir los gastos de uno de sus orfanatos. El servicio estuvo bien, aunquela comida cara y no tan rica.


Río Dulce me recordó al Delta del Tigre. Casas a la orilla del agua, con muelles donde paran las lanchas. Es un lugar muy frecuentado por turistas de otros países que llegan con sus yates, por lo que por momentos ves para un rincón, y parece Suiza: una linda casa al lado del agua, con un yate caro amarrado.

La ciudad está como dividida en 2, de un lado y otro de un puente. Lo caminé un par de veces y tardé unos 25 minutos. Me vino bien para retomar el ejercicio! La vista desde allí era preciosa, y si se observa, se puede verlo que digo de los yates. Esa tarde en Rio Dulce aproveché para conectarme a Internet, hacer algunos llamados y relajarme mucho.


Livingston y Los Garífunas

A Livingston sólo se llega en barco. Está a 1hr y media en lancha desde Río Dulce y es un lugar interesante, está habitado por guatemaltecos negros. Mi sensación fue la de estar en un lugar intermedio entre Jamaica y Guatemala: varios rastas, mezcla de español con inglés y otra lengua (la Garífuna), playas que dan al Mar Caribe y algunas cosas que me recordaban a Cuba, aunque muy pocas. Las casitas son de madera y están pintadas de todos los colores, hay muchas palmeras y cocos, y la economía está basada en la pesca y el turismo. Es un lugar chiquito, que se puede recorrer rápido…aunque eso nunca es recomendable si realmente se quiere conocer un lugar y su gente. Yo fui y volví en el día, aunque me hubiera gustado quedarme al menos una noche porque dicen que se pone muy bueno. Mucho reggae, ritmo que me encanta.


Lo más destacado y característico de Livingston es el pueblo Garífuna, que también habita en
Belize. Los garífunas son descendientes de los africanos que traían los ingleses y españoles al “Nuevo Mundo” para usarlos de esclavos. Sus raíces se encuentran en Roatan, Honduras, donde los ingleses los obligaron a quedarse después de una revuelta que hicieron unos esclavos en la Isla San Vicente del Caribe por 1795.


De Roatan, se fueron desparramando por las costas caribeñas cercanas: sur de Belize, Guatemala, Nicaragua. Se fueron mezclando con los indígenas que habitaban esos lugares, más los blancos hijos de españoles…resultando de eso una mezcla cultural super interesante, un cóctel de “razas” (si es que ese término tiene sentido seguir usándolo) e influencias: indígena, europea, africana.


Le di unas vueltitas a la ciudad, comprobé que todo es un poquito más caro que en el resto de Guatemala (por la dificultad de transportar los alimentos y otros bienes al lugar) y llegué a hacer tiempo para almorzar la peor ensalada César que comí en mi vida. Temí intoxicarme pero sigo absolutamente invicta de enfermedades estomacales y diarreas (lo cu
al es un milagro, después de todo este tiempo por estos pagos!!). Mi hermano diría “qué delicadeza tu último comentario”.

Para cerrar el relato un poco más delicadamente, dejo estas 2 fotitos del viaje en lancha de regreso a Río Dulce. El viaje de vuelta lo hice yo con el timonel sola, los demás quedaron en la isla. El hombre que manejaba se detuvo en este lugar, para apreciar estas flores…una belleza.



Ah, importante decir que luego regresé a Ciudad de Guatemala, donde me reencontré con la familia Morales para pasar un día más con ellos y también encontrarme con los regalos y cartas que me mandaron. MUCHAS GRACIAS…fueron un mimo al alma!!! Sobre todo las panchitas, cada vez que como una me siento teletransportada al obelisco, pleno centro de Bs As.




pd:esta foto no es delirante?? Me senté en la costa a mirar un poco el mar y pensar, cuando observé a este hombre bañándose con su chancho en el agua. Estaban unos metros hacia adentro, esperé a que saliera para fotografiarlo...hilarante jaja.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

impresionante lo del chancho. Gracias por robarnos una carcajada a miles de kilómetros desde donde estás.
marianoyfanny

Anónimo dijo...

pobre chancho, seguro q ese fue su ultimo banio... jua!