viernes, 12 de octubre de 2007

TIKAL: capítulo 1 del viaje relámpago a Guatemala

Por motivo de mi cumpleaños, mi familia y algunos amigos (los que más me quieren, ja) me hicieron llegar regalos a través de un chapín (guatemalteco). Yo ya estaba en El Salvador, pero tenía ganas de volver a Guate, e ir a buscar los regalos era otra excelente motivación para hacerlo.

Salí el sábado por la mañana (tipo 8.30) y ya a la 2 p.m. estaba en Guate…5 hs nomás de viaje! Lo que más demora es la frontera, que yo cruzo con gusto porque me emociona cada vez, darme cuenta de que estoy en pleno viaje…tal como había soñado hace unos meses.

En Guate me recibió Saul, uno de los más amigos que me hice allí. Durante el día dimos unas vueltas, por la noche participé de una despedida a una chica que se va a Austria a vivir, y en esa misma cena me convencí de hacer algo que no estaba segura de hacer: irme al norte del país, al departamento de “Petén” a conocer las ruinas mayas de Tikal. Es que el viaje era largo y tenía poco tiempo para ir y venir. Finalmente fui, y menos mal que fui!!!


Los siguientes 3 días fueron geniales. Me tomé un bondi muy barato a las 3 am y salí para allá. Tenían que ser 9 hs de viaje (en cualquier bus normal es más o menos eso) pero el mío, lechero si los había, tardó unas 12… la experiencia estuvo interesante igual: el transporte era muy local, así que fui la ÚNICA extranjera casi todo el tiempo. Eso para mí tiene un gusto especial.

El bondi paraba a cada rato, subiendo y bajando gente; y yo, que iba durmiendo por momentos, cada vez que me despertaba tenía una compañía distinta. Subían muchas mujeres indígenas con sus niñitos, que en general no entran todos en su propio asiento…por lo que cada 2 x3 al despertar tenía un nene guatemalteco en la falda. No me puedo quejar, hice una distancia importante por 14 dólares. Además casi todos los viajes en estos buses son así.

Finalmente llegué a Santa Elena, y crucé caminando a la isla de Flores. Es el lugar más cercano a las ruinas con instalaciones como para quedarse y pasarla bien. Me habían recomendado ir ahí y la verdad que estuvo precioso… encima pegué un hospedaje con mucha onda y MUY barato (3 dólares la noche), por lo que no podía estar mejor. Así como me instalé corrí a cazar el último bondi que iba a las pirámides, a otra hora de Flores. Sabía que si iba ese mismo día me iba a quedar poco tiempo para recorrerlas, pero me mandé igual porque no tenía algo mejor que hacer esa tarde. Llegué a la puerta a la 4pm y a las 6pm cerraba…me tenía que recorrer todo a los saltos. Cualquier persona coherente no lo hubiera hecho, sobre todo por la tormenta que se avecinaba. Pero yo ya estaba en el baile y tenía que bailar…así que cacé un mapita, me compré un ponchito de lluvia con lo poco que me quedaba (creo que 20 queztales…un afano), y empecé a caminar.

Al rato de empezar la caminata se largó un chaparrón FUERTISIMO. Las ruinas de Tikal se caracterizan por estar en medio de la jungla, por lo que los caminos para ir recorriendo también son junglosos, están llenos de animales, y no podés ver mucho a tu alrededor. En general eso tiene su encanto, pero esta vez para mí lo hacía más terrible: yo no veía a nadie, y lo gris del cielo y el agua cayendo no eran muy animadores tampoco. La poca gente que veía, estaba saliendo del parque a terminar muy pancha su recorrido…mientras yo corría para mojarme lo menos posible (el ponchito, además de ser carísimo, no sirvió para mucho) y ver el parque en tiempo récord.

La verdad que la caminata estuvo bastante fulera…iba con las peores zapatillas, toda mojada, resbalándome a pleno por los caminitos, Solari como el indio y sin ver ni una pirámide…porque están escondidas entre los árboles. En este videíto doy testimonio del momento…



En ese momento ya seguía caminando para en el futuro poder decir “yo estuve en Tikal”…iba pensando “bueno, subo la pirámide más alta, saco algunas fotos para registrar este momento, y me vuelvo”. Mientras, se me metían piedritas en el zapato, monos del camino me asustaban con sus gritos (los famosos monos “aulladores”) y yo mirando para todos lados pensando que si me pasaba algo, el primero en enterarse iba a ser el guardia que abriera el parque al día siguiente. Insisto: seguía caminando para registrar el momento desde la punta del templo más alto, y volverme.

No estaba en el mejor humor, aunque me lo tomé con mucha calma. SÉ que mucha otra gente, en mi situación, se hubiera desesperado o empezaría el regreso a las putiadas. Yo no: seguí caminando con la tranquilidad de un monje tibetano. Finalmente logré subir al templo más alto (este que sale en la foto), absolutamente empapada y teniendo que esquivar unos monos malos en mi camino hacia arriba… llegué a la punta, y cuando estoy diciendo “bueno, ahora sí, a sacar las famosas fotos”…qué pasó? Sí…me quedé sin pilas. Señoras, señores…todo lo que tengo para contar de esa escalada a las ruinas más antiguas de Guatemala y una de las más bonitas de la era Maya, quedó sólo en mi retina. Las pocas fotos que llegué a tomar son de la previa, el camino de ida. Nada muy llamativo. Se ve que el video que filmé usó la batería que me quedaba.

Los primeros 4 minutos, me los pasé pensando “pero la p…”, pero en el minuto 5 ya recordé para qué estaba viajando: conocer el mundo y conocerme a mí misma; por lo que guardé la cámara, busqué refugio en un techito de piedra, y me senté a mirar el panorama que tenía alrededor. Desde la punta del templo IV se ve toda vegetación muy frondosa, y algunos picos de construcciones antiguas que sobresalen. Impresionante la vista. Había llegado a la hora del atardecer para poder disfrutarlo allí arriba (dicen que es impagable), pero no pudo ser, así que me dediqué a maravillarme de lo que tenía rodeándome, y a agradecerle a Dios por haber llegado hasta ahí.

Pasé unos 15 minutos, sola (solíiiiiiiiiisima) allá arriba, con un tormentón rodeándome pero una paz total. No había otro sonido más que la lluvia y el canto de algunos pájaros, y no había otro paisaje más que árboles y ruinas antiguas. Muy lindo momento.

Al ratito junté todo y me volví. Me perdí un poquito porque casi no tiene señalización, pero finalmente llegué a la salida. Mucho antes de las 6…el frío que tenía y no tener reloj me hicieron apurarme. El mismo transporte que había tomado de ida me esperaba para el camino de vuelta, que hice toda mojada y pensativa. Esta foto es de la Isla de Flores...muy lindo lugar.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es la actitud! Que miércole' importan las fotos! Disfrutalo vos y punto!

Ahora, si el videíto tiene como fin traer tranquilidad a mamaá y papá, creo que estamos haciendo agua en ciertos puntos... :P

Magui, te banco y me encantaría estar viajando ahí con vos!

Un abrazo!

Marcelo dijo...

Esta buenisimo que algunas imagenes solo queden en tu mente! No las podés perder.. y con el tiempo se vuelven más lindas todavía.

Siga disfrutango magui! oramos mucho x vos...
abrazo!