martes, 4 de marzo de 2008

Las bocas más lindas: Bocas del Toro


Acabo de terminar de pasar una semana en Bocas del Toro, Panamá. Como ya me pasó con otros destinos, llegué para pasar solo 3 días y me quedé por una semana. Esta vez, me hubiera quedado mucho más tiempo si no hubiese sido porque tenía el apuro de volver a subir hasta El Salvador para llegar al cumpleaños de 15 de Adriana, al que caí de sorpresa.

De Bocas del Toro me enamoré. No sé por qué, pero llegué a pensar que es mi lugar en el mundo. Llegué sola, pero al toque me hice de bastantes amigos y me aclimaté bien en el lugar.

En realidad Bocas del Toro es un Archipiélago, al norte del Caribe panameño. La isla principal es la Isla Colón, donde hay más negocios, hospedajes, restaurantes, etc... pero tiene otras islas cercanas donde uno puede quedarse y pasarla bien también. Una es la Isla Bastimentos y la otra Carendero (justito enfrente de Isla Colón). Hasta allí se llega navegando en una lancha de 30 mins desde Almirante, o de 1 hr desde Changuinola. Yo llegué desde esta última ciudad, porque es la más cerca de la frontera con Costa Rica. Esa frontera, la del cruce entre Sixaola(CR) y Guabito (PAN) es muy particular… es un puente sobre un río, del ancho de un camión, que cruzás caminando sintiéndote Trapito y rogando a Dios llegar a tiempo a pasarlo todo antes de que un camionote te esté pisando los talones. Este puente de la foto es del que hablo. Tiene unos descansitos en el medio por si te agarra efectivamente un camión, pero no es precisamente donde querés quedarte esperando: el piso es de unos alambres medio cualunques que tenés que ir pisando con cuidado para no caerte al río por un agujero.

Volviendo a Bocas del Toro, es un destino que realmente vale la pena. Aunque pienso hacer Panamá más adelante, aproveché la cercanía de estas islas con la frontera costarricense y me fui para allá. Realmente tenía muchas ganas de conocerlo (y de salirme de Costa Rica un poco porque es carísimo), y es uno de los lugares que más intriga me tenían desde antes de salir de Argentina.

Llegué a Bocas el lunes 18 de febrero, y me instalé en el hostal Heike. Es uno de los más mochileros del lugar… ambiente internacional y también (oh casualidad) surfer. En Bocas se puede surfear bastante y llegan gentes de todas partes del mundo. La onda del Hostal tuvo mucho que ver con lo bien que la pasé; también fue fundamental la gente que conocí. Primero, conocí a Jony Barg, argentino amigo de Juan y María. Fue la primer persona con la que hablé en la Isla, y pasé bastante tiempo con él hasta que se fue. Su historia y la de su novia, en Costa Rica, es bastante heavy: les robaron todo apenas llegaron a pasar sus vacaciones de 15 días. Todo, hasta pasaporte. Juampi y María los conocieron después de eso y les dieron una mano enorme, así que cuando hablando con Jony saltó que ellos eran amigos míos, sentimos que éramos amigos de hacía tiempo. Acá estoy con él en la puerta del Heike (su novia se volvió antes).

Cuando Jony se fue, conocí a un grupo de chicas de Zona Norte muy muy copadas. Eran un grupo de 6 amigas viajando juntas con las que pegué onda en seguida y me hicieron sentir una más desde el principio. Cocinábamos, íbamos a la playa y salíamos a la noche todas juntas…casi como si hubiera estado en la costa con amigas mías de toda la vida. Creo que la extensión de mi estadía re tuvo que ver con ellas. Acá estamos a la vuelta de Playa Estrella, playa que visité 3 veces en 6 días por mi amor por las estrellas de mar. De izq a der: Ro, yo, Mery Córdoba, Mery Suarez, Bubi, Caro.

En Bocas -como en el resto de Panamá- conviven blancos con negros y también indígenas. Hay mucha más población indígena en Pana de la que uno se imagina. El colorido y la onda de la gente es muy copada, y el ambiente de la isla muuuuy relajado. Aunque conocí a todos estos personajes argentinos, me tomé bastantes momentos para mí para leer o dar un paseo. Creo que fue mayormente en esos momentos donde me enamoré del lugar, porque me perdí en los paisajes, los muelles, las orillitas, las playas. Estas son algunas de las fotos que tomé. Las palmeras, las hamacas, las lanchas y los surfers abundan en el paisaje.

Una de las tardes que salí a leer sola y disfrutar de la paz de Bocas, me colgué a jugar con unos nenes en la orilla del mar. Pasamos una hora entera haciéndome a mí un pastel de cumpleaños (¿?), con estos morenitos preciosos. Les prometí poner su foto en internet. Me morí de risa de escucharlos hablar en panameño a su corta edad, y de ternura al ver la dedicación que le ponían a mi pastel… querían darme el cumpleaños más feliz que pudieran, porque estaba lejos de mi casa. Ellos jugaban mientras sus mamás cocían artesanías debajo de una palmera, y no pude evitar pensar en qué infancia tan linda y playera, comparada con la mía y la de muchos otros nenes de ciudad. No me quejo de mi infancia, para nada… mis viejos le pusieron la mejor onda posible para que saliera bien sana a pesar del smog y el cemento; pero bueh… digamos que el arenero de la Plaza Terán ni se compara con semejante arenero natural de estos chicos.

Quiero ir cortando este post antes de que se haga más largo, pero siento que no logré ni por las tapas explicar qué cosas me atraparon de Bocas. Espero que las fotos hablen por sí solas… básicamente las playas fueron por fin BIEN caribeñas: arena blanca, mar turquesa y tranquilo (en algunas costas, las no surferas), comida y ritmos del Caribe.

No conté que casi para todo te movés en lancha… no para estar dentro de la Isla Colón pero sí para visitar los otros destinos como las playas “Red Frogs”, “Wizard”, etc. Hay varios bares y bolichones con vista al mar, y el hostal-boliche AQUA destaca por lo sobre el mar que está.

Lo que NO tuve en Bocas, ni en Puerto Viejo… fue vida de iglesia. Y eso lo extrañé bastante porque por momentos necesitaba esa sensación de estar en casa y entre “”””hermanos””””. Mi conducta no es la misma cuando empiezo a aflojarle a eso, y mi mente o corazón pueden jugarme una mala pasada. La paz que te trae estar en sintonía con Dios, no te la da ni la palmera más linda, ni la arena más blanca. Ahora que estoy de vuelta en San Sívar empiezo a disfrutar eso de nuevo. Espero que todos sigan muy bien, dentro de muy poco cuento los últimos días y las cosas que tengo por delante.

Un abrazo enorme!!


2 comentarios:

Predilecto dijo...

Un lugar precioso, si que conseguiste trasmitir lo especial del sitio. Buen blog.

Un saludo

Vicky dijo...

Que buen lugar Magui!! Esa foto de la palmera es una re postal!!