El paraíso es panameño: Expedición Robinson (San Blas)

Escribo esto desde Bogotá, con mi papá al lado en su última noche bastante afiebrado... qué cosa!! Yo me encargué de la bienvenida con una descomposición estomacal importante y él para no quedarse atrás se enfiebró para la despedida. En vistas de la temperatura alcanzada decidimos quedarnos esta última jornada juntos en el hospedaje, tranquilitos. Eso me dio tiempo para seguir actualizando.

Este post es particularmente especial para mí.... las fotos y relatos de las playas de Panamá me traen a la mente una de las mejores experiencias que tuve en el viaje. Bah, en realidad experiencias lindas tuve miles y probablemente las demás hayan sido más profundas, de más aprendizaje, de más conexión con nuestro continente, con Dios y otras personas... pero estos días fueron muy especiales por los lugares paradisíacos que visitamos con mi viejo y el tiempo juntos que eso nos permitió pasar. Personalmente, creo que nunca había ido a unas playas tan lindas. Además, y lo que es mejor... no nos salió tan caro como cualquiera podría pensar de unos días en un lugar como éstos!! Mi viejo se portó de 10 y se bancó mochilear por esos pagos.

Archipiélago de San Blas

Ya varias personas me habían hablado de este grupo de islas sobre el caribe. A las islas de San Blas sólo se puede llegar en avioneta o en un viaje en 4x4 que te parte la columna. Como mochilera, pagar la avioneta se me iba de presupuesto y ya lo estaba descartando, a pesar de la insistencia de otros viajeros de que sí valía la pena el derroche. Cuando mi viejo me dijo que venía, y me dijo también que podríamos gastar el $ en el pasaje... decidí incluirlo en nuestro itinerario. Probablemente una de las mejores decisiones que tomamos juntos!!!

La verdad es que la cuestión "viajar en avioneta" me tenía medio preocupada. Es un medio de transporte que me había prometido no usar nunca en mi vida. Cuántas avionetas se caen? eh?? Como compramos los pasajes, "ni modo"... tenía que ir. Nos subimos a ese falcon con alas y esperamos que despegara... los motores -que tenía al lado mío- sonaban fuertísimo y yo sentía que con su "prrrr prrrrr prrrrrrrrrr" me gritaban "magui agarrate que nos caemos" :S !!

Igual una vez que el aparato ese agarró vuelo y se puso horizontal ya me relajé pensando que sólo serían 25 mins. A la vuelta ya ni sentí que me subía a una avioneta. Conclusiones: 1) nunca digas nunca, y 2) ponele el pecho a las cosas que tenés que hacer de vez en cuando para disfrutar algo que vale la pena.

La avioneta salió de Panama City desde un aeropuerto re careta, pero aterrizó en el Porvenir primero y en Río Sidra después, en un pedazo de pista al lado del mar que oficiaba de """aeropuerto""" (una calle asfaltada de no más de 150 mts entre matorrales) . Allí nos estaban esperando algunos locales para llevarte a su hospedaje. Lo más coherente era salir con algo contratado con antelación ya que literalmente te estabas tomando un vuelo al medio de la nada. Pero los Vieyra padre e hija la mochilearon y decidieron ver qué onda cuando llegaban. Nos salió muy bien!! Yo había leído en la Lonely Planet acerca de un tal "Robinson" así que cuando nos bajamos dije ese nombre y entre los indígenas que estaban ahí me acercaron a un tipo que nos llevó a su lancha, nos dijo el precio, y nos subimos. Nos pareció un buen precio comparado con lo que nuestros compañeros de vuelo nos habían dicho. Cuando nos subíamos al botecito vimos que los otros pocos pasajeros de la avioneta (que transporta 24 seres, máximo) se iban para otros lados. Medio que nos miramos y pensamos "sonamos". Lo pensamos aún más cuando veíamos que ya iban como 20 mins en la lancha y nosotros navegando en el medio de la nada, hacia la nada misma!! Ese viajecito ya fue una locura: íbamos por un mar super claro, bordeando pequeñas islitas muy poco habitadas, de arena increíble y palmeras. De a ratos se veían chocitas, pero nada más.

Finalmente llegamos a nuestra isla: esta que se ve en la foto, de no más de 3/4 de una manzana de tamaño. Menos de una hectárea flotante, con 10 cabañas muuuy rústicas, las palmeras, y nosotros! Nada más. Las personas que nos recibieron eran indígenas y hablaban español muy básico. Dijimos que éramos padre e hija por lo que no queríamos una cama matrimonial, y nos cambiaron a otra cabaña... que acá estoy agarrando en la foto. No es muy de película? El paisaje alrededor nuestro era increíble... arena blaaaanca, mar transpareeente, palmeras, hamacas para sentarnos, los indígenas dueños de las cabañas, y nosotros: nadie más. Esa noche fuimos los únicos huéspedes. Preguntamos por el baño, y era un inodoro que se rellenaba con agua de mar a baldecitos. Uno para todas las cabañas, obvio... y la "ducha" no era tal, sino que había un barril de agua de río que traían de otro lugar y que te echabas con baldecitos también (el mismo del inodoro.......).

En ese lugar no íbamos a tener electricidad, ni internet, ni nada por 2 días. Sumado a la cuestión del baño y las camas (2 colchonetas muy básicas en un catre sobre el arena, con sólo la sábana de abajo) podían haber resultado en una situación tensa con mi viejo, con quien nos había llevado unos días adaptarnos en ritmos de viaje, gasto, expectativas, etc. Confieso que vi lo precario de toda la cuestión y pensé "me zarpé...con esto de querer hacer a mi viejo bajar un cambio y desenchufarse de BA me fui de mambo, me va a matar y va a tener razón". Después nada que ver!

Los pelícanos, nuestros visitantes:

El comedor compartido y "sala de estar"

La primer hora "salimos a caminar" y en 10 minutos le habíamos dado la vuelta a la isla jajaja. Es en serio!! Por momentos nos reíamos de la situación, sobre todo de no poder comunicarnos muy bien con el hombre a cargo de la cabaña. Después nos enteramos de que no era el encargado de siempre y que por eso él también estaba manejando todo por primera vez. Después de un rato de mirar para todos lados y tener en el mismo momento la alegría de estar en un paisaje soñado y la duda de si habíamos caído en el peor de los lugares, nos sentamos en las hamacas y a tomar un poco de sol y nos relajamos. Mi viejo se había llevado el snorkel y se puso a snorkelear contento porque el agua era transparente. Yo me puse a leer lo más pancha.

El precio de la estadía era de 17.50 U$D por persona, con las 3 comidas incluídas. La verdad es que es un precio excelente... teniendo en cuenta que por estar en un lugar solitario no tuvimos otro gasto que ése 3 días. Y fue de los mejores momentos que pasamos!! A medida que pasaban las horas, más nos fuimos copando con la simpleza del lugar y conectándonos con el entorno. En la misma isla la mitad de las cabañas son de Robinson y la otra mitad de otra familia (Robinson no estaba). Mi viejo fue el primero que entabló relación con las chicas de esa familia y al ratito caí yo. Nos copamos... nos sentamos a charlar y les di algunos regalitos de Argentina. Ellas eran indias Kuna, y sólo una, Julia, hablaba español. Loreida (en la foto) sabía un poquito y ya Lourdes nada. Igual nos conectamos super bien y nos quedamos tomando mate con ellas. Ya voy a hablar de los Kunas en otro post.

Cuestión que ese día lo terminamos muy temprano: al cocinarnos ellos la comida, dependíamos de sus horarios y la CENA nos la sirvieron a las 5.30 pm, antes de que cayera el sol. Terminamos de comer y nos pusimos a ver el atardecer, que no pudimos ver bien porque estaba nublado. Era muy loco: al ser una isla y no tener absolutamente más nada al rededor, desde la misma cabaña podíamos ver el amanecer y el atardecer, y también la luna salir mientras se ponía el sol... una locura.

Aunque la cena fue muy de día con mi viejo pensábamos quedarnos un rato jugando a las cartas o hacer algo con las lámparas alimentadas por energía solar que tenía la isla... pero se nos frustró porque al rato de prender la lámpara que teníamos en la cabina, cuando la quisimos prender hizo un corto y dejamos a la isla completa sin luz.OOPS! NO estuvo mal... nos fuimos a dormir usando linternas y a las 8.30 ya estábamos acostados.

El día siguiente lo pasamos muy entretenido visitando una aldea Kuna, y después descansando en la isla. Pudimos charlar un montón y también pasar tiempo con otros huéspedes que llegaron ese día. Entre ellos estaban los demás de nuestra avioneta!! Llegaron 3 parejas, que después de haber pasado la primer noche en sus alojamientos que habían contratado con anterioridad, se vinieron a nuestro pequeño y hermoso alojamiento. Con mi viejo pasamos de la incertidumbre del principio a sentirnos unos capos que sin querer habíamos caído en las cabinas que mejor opción resultaban entre el precio, el trato de los dueños y el encanto de la isla.

Le prometí a Robinson, el dueño de las cabinas que ocupamos, que publicaría su teléfono por si alguien quiere contactarlo. Por razones internas de la comarca kuna no estaba para atendernos en la isla, pero lo conocimos al día siguiente y resultó ser un ser excepcional que nos abrió las puertas de su comunidad, nos sacó todas las dudas de cómo viven, nos introdujo a su cultura y nos presentó a sus amigos. Hospedarse donde él es absolutamente recomendable: se lo puede ubicar al 6721 9885 ó 67064947 (agregar el prefijo Panamá si es desde afuera del país).

Ahora en un post aparte cuento de los kunas. Saludos!!

Todas las fotos de San Blas están en:

http://picasaweb.google.com/magdalena.vieyra/ArchipiLagoDeSanBlasPanam