martes, 17 de junio de 2008

Afro-Colombia mía

Mucha de la población colombiana es negra, pero en mi paso por la capital y Medellín no había visto tantos morenos (sí en la costa caribe). Como Mariano y Gonza se estaban yendo para Medellín, yo tenía que hacer un poco de tiempo por el sur de Colombia para esperarlos y cruzar juntos a Ecuador.


Decidí hacerme una escapada que no tenía planeada, a la ciudad de Buenaventura y de paso visitar el aisladísimo pueblito de San Cipriano. Ambos destinos, baluartes de la “afro-colombianidad”.

La ciudad intermedia entre Salento y esas ciudades de la costa pacífica, fue POPAYAN. Esa ciudad se caracteriza por tener un casco colonial todo pintado de blanco, y edificios bien antiguos. Aquí va una foto. Pasé 2 noches allá y estuvo bueno porque conocí a dos personajes que me acompañarían unos días. Uno es Murrey, de Inglaterra. El loco está pedaleando desde Alaska hasta Argentina y escalando los picos más altos de todo el continente (ya subió el Aconcagua), haciendo esa travesía para juntar fondos para una asociación de cáncer inglesa. Tiene una página web para todo aquel que quiera visitarla: www.peaktopeak.co.uk Le prometí publicarlo.

Otro que conocí fue Joel, un “kiwi” (o neocelandés) que iba para la costa pacífica como yo -así que conté con guardaespaldas por un par de viajes, creo que fue una respuesta a las oraciones de mi mamá que no quería que viajara sola en los bondis de Colombia-. Acá estamos con Joel en la Terminal de buses de Cali.


Bueno, yendo al punto del título del Blog, lo que visité fue primero Buenaventura y después San Cipriano. Fui hasta allí desde Cali, en un viaje de unas 4 hs donde a medida que el bus avanzaba, divisaba más y más población negra y mucha menos blanca. Fue un flash estar en un “micro” con solamente pasajeros negros. Ya me lo habían dicho y lo confirmé: uno se siente en África (también, lamentablemente, porque la zona del Chocó es la más pobre del país. Igual ni se compara con la africana).

No tengo fotos de Buenaventura, donde solamente pasé la noche y di una caminata por el “malecón”. La verdad es que paré allí porque tenía banco y necesitaba cambiar dinero antes de ir para el otro lugar. La sensación que tuve es que es bastante peligrosa, será porque me quedé llegué de noche y paré en un hotel cerca de la Terminal (nunca es la mejor zona para quedarse).

Lo que siiii tengo fotos es de San Cipriano!!! Fuimos con el Kiwi para allá en un viaje de bus que demoró unos 40 mins desde la costa. Está entre Buenaventura y Cali. En realidad uno se baja en la ruta y tiene que caminar unas cuadras hasta llegar a lo que hace realmente especial ese punto en el mapa de Colombia: para acceder a San Cipriano hay que tomarse uno de los medios de transporte más ingeniosos que vi en mi vida. Se le llama “brujita” y es una plataformita de madera, impulsada por una combinación de moto y bicicleta que se monta sobre los rieles de un ex – ferrocarril. Éste dejó de pasar hace unos años y los habitantes del lugar inventaron la brujita para no quedar incomunicados. El viaje es absolutamente excepcional, y la razón por la que viajamos para allá. El trayecto consiste en atravesar la pura jungla en esas brujitas. Acá estoy viajando con unos cuantos morenos del lugar.

San Cipriano

Como hace un tiempo prometí no escribir mucho, solamente voy a contar que es una comunidad de le calculo unos 700 habitantes, en el medio de la selva, bordeada por un río en el que uno se puede bañar y recordar los ríos de Córdoba (Argentina). Aunque la mayoría de los turistas van por el día, pasé ahí una noche por muy barato (3.50 U$D) y estuvo genial porque hice muy buena relación con la familia del hospedaje. Ana, su esposo y sus 7 hijos, todos morenos preciosos, viven en el hostal-restaurante y me hice muy amiga. Con los hijos jugamos a las cartas, y después nos sacamos mil fotos.

Acá estoy con Lorena, y más abajo están los otros hijos de la flia.







Dejo acá porque Gonza y Mariano me llaman a comer. Acabamos de ver el partido de Argentina-Ecuador y gritamos como locos el gol del empate: estábamos rodeados de ecuatorianos que nos gritaron el gol en la cara y ya se estaban regodeando de la gastada que nos iban a pegar. Fue muy gracioso que como estábamos en un bar un poco cheto de Quito, había muchos medios de televisión y tuvimos cámaras enfocando nuestra reacción y 2 fotógrafos tomándonos fotos por 90minutos!!

Vayan contando los días para mi regreso. Es a fines de julio.

Salú!

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